Psicología, UNMSM Facultad de Psicología Universidad Nacional Mayor de San Marcos |
ACTITUD GENERAL HACIA EL PACIENTE
El especialista que realiza
psicoterapia debe tener dos condiciones. La primera es simpatizar realmente con
las personas y la segunda creer en las
posibilidades de que pueden lograr un cambio.
Aunque es difícil medir la capacidad
personal para concertar una relación positiva, uno se puede hacer preguntas
sobre las capacidades de establecer relaciones positivas con otros, de
experimentar los sentimientos que otras personas experimentan o de un cálido y
profundo sentimiento que es resultado de un auténtico contacto humano.
Los
sentimientos acerca de la capacidad de transformación de las personas pueden
ser medidos examinando los sentimientos acerca de nuestra propia capacidad de
cambio. Se pueden recordar situaciones o relaciones específicas que modificaron
esencialmente nuestros sentimientos con respecto a nosotros mismos.
Si
tras el autoexamen llegamos a la conclusión que no tenemos una opinión muy
elevada de las personas y que no creemos en la posibilidad de cambio,
estaríamos excluidos de una carrera exitosa de terapeuta y convendría
desplazarse a otro campo profesional u obtener ayuda terapéutica.
Si
el terapeuta experimenta en general sentimientos positivos hacia la mayoría de
personas, se encontrarán pacientes que originen sentimientos negativos. Es
recomendable no encarar una terapia con ellos.
Un
atributo indispensable es la honestidad, ya que los pacientes que llegan tienen
dificultades para confiar en las otras personas a consecuencia de sus
experiencias pasadas y una terapia implica confiar en el especialista. Para que
el paciente logre confiar en el profesional, no debe sorprender que busque un
indicio de honestidad en el terapeuta.
Para
evidenciar honestidad, no basta expresarlo, sino vivir esa cualidad a menudo
durante períodos muy extensos. Implicar cumplir los compromisos asumidos con el
paciente. Asimismo, nunca se debe aceptar mentir al paciente, así lo soliciten
los familiares. La relación con el paciente es confidencial y sin su
autorización no se debe brindar información a otros.
Cada
aspecto de nuestros contactos con el paciente debe demostrar que lo respetamos,
que es un ser humano responsable y que lo tratamos con sinceridad.
Ejemplo de visita
inicial de un niño a una clínica orientación infantil.
Se acostumbra enviar por correo la
cita a la sesión, ya que suministra un vínculo concreto con la clínica y aclara
el concepto que los padres tienen de la organización de la visita.
La recepcionista conocerá de
antemano el nombre, la edad, el sexo y la hora de la cita del paciente y
saludará por su nombre a la familia, para disipar un sentimiento de ansiedad.
En la sala de recepción, el
especialista se acercará a la familia para saludarla en forma grata y franca.
De ser posible, se mantendrá a uno de los padres entre el examinador y el niño
para evitar una posible imagen de amenaza.
Tras saludar a los padres, se hará
lo mismo con el niño, para lo cual es preferible situarse físicamente al mismo
nivel que él.
Se debe familiarizar al niño con el
hecho de que deseamos conversar primero con los padres mientras él se
entretiene con alguno de los juguetes mostrados de un armario. Esta explicación
le indicará que también queremos luego hablar con él a solas.
La primera fase de separación entre
el niño y los padres será llevar al niño con el juguete que haya elegido a un
mueble. Si los padres revelan deseos de acompañarlo, se desalentará ese
propósito firme pero discretamente.
Si el niño muestra ansiedad por la
separación, se le mostrará la habitación en la que esperarán los padres y lo
llevaremos al consultorio. Si persiste la ansiedad, se pedirá a la recepcionista que entretenga al niño el
tiempo necesario.
Se invitará a los padres a ingresar
al consultorio y ocupar los asientos que les parezcan más cómodos, así se
evitará la idea común de que se pretende asignarles lugares determinados La
entrevista no será iniciada rápidamente, sino que se dejará pasar algunos
minutos para que los progenitores se aclimaten al lugar. Mientras se realiza
otra actividad, se observará cuidadosamente a los padres para establecer el
momento en que se puede iniciar la entrevista.
Hay que conceder atención minuciosa
a los detalles, desde la carta de invitación que debe revestir un carácter
profesional, hasta el consultorio verificando que establezca la atmósfera
adecuada.
Se debe organizar una serie de
detalles administrativos para que los aspectos más formales de la terapia se
desarrollen satisfactoriamente. Esos detalles incluyen el nombre, la dirección
y el número telefónico del paciente.
En la primera sesión se debe
precisar si habrá una siguiente y si es así, también establecer la fecha y
hora. La decisión de un tratamiento prolongado es preferible fijarla en la segunda sesión, de común
acuerdo con el paciente.
Las reglas generales deben quedar
establecidas, lo que incluye el monto de los honorarios y el término de la sesión a la hora indica con
anterioridad aunque el paciente llegue tarde.