Psicología, UNMSM Facultad de Psicología Universidad Nacional Mayor de San Marcos |
SOBRE LA CAPACIDAD DE CONTENER DEL ANALISTA
Guillermo Ballesteros Rottet
¿Qué elementos hay en la relación
entre el analista y sus pacientes, diferentes a la interpretación que
contribuyen a la cura analítica?. Freud se hacía la pregunta en su caso y
atribuía la “cura” a la transferencia positiva con algunas trazas de sugestión.
Al
lado de la interpretación, la herramienta terapéutica por excelencia, se tiene
un conjunto de funcionamientos del analista que además de ser inherentes a su
capacidad de interpretar, son herramientas insustituibles para el cambio
psíquico del paciente. El autor alude a ese conjunto como “capacidad de
contener”.
Contener tiene dos significados.
Primero la capacidad de comprender (incluir en sí mismo alguna cosa) y segundo
reprimir o moderar las pasiones, una de las características esenciales a la
condición de analista.
La capacidad de contener se altera
en el analista, ya sea por sus puntos ciegos o por la masiva inundación
emocional proyectada sobre determinados pacientes. En cambio, se acrecienta por
la experiencia, la reflexión y el análisis permanente de la
contratransferencia.
La capacidad de contener es
importante cuando el paciente llega con malas relaciones de objeto o
narcisismo, aspectos que se vinculan durante la terapia a la relación
paciente-analista, transferencia y contratransferencia.
Desde
el comienzo, el yo (self) contiene pre-objetos, pre-concepciones que buscan su
realización mediante el encuentro con objetos del mundo exterior, en el primero
caso la madre. Una relación exitosa permitirá estructurar paulatinamente
aspectos esenciales del yo y más adelante del ego. Cada aspecto del yo se
vincula con su objeto correspondiente, no existiendo una fase no objetal, por
que las relaciones de objeto se pueden revivir en la situación analítica y
permiten la transferencia.
El
encuentro del yo con sus objetos específicos es placentero. La aparición de la
búsqueda del placer en la transferencia no es el regreso a una fase anterior,
sino la toma de un camino defensivo debido a alguna falla proveniente del
objeto.
El no encuentro con el objeto
necesitado o el encuentro con un objeto que no funciona adecuadamente (como
puede ser una madre no suficientemente buena), produce traumas en el self. El
yo se ve obligado a divivirse y una parte tendrá que adaptarse al objeto
primitivo para sobrevivir y otra parte quede escindido en alguna parte del
self.
El analista que funciona
adecuadamente resulta el campo adecuado en el que se proyectan objetos. En un
momento de profunda regresión, el profesional será el pre-objeto, y si bien el
analista tiene ahí suma importancia para lograr el cambio, debe hacer frente a
la carga emocional proveniente de esas partes “vacías” del paciente. Su
capacidad de contener, de recibir sin responder, de esperar el paso de su
respuesta emocional, es puesta a prueba. Si la tolera, recuperará su capacidad
de pensar y encontrará la respuesta interpretativa.
Narcisismo es una fase primitiva del
desarrollo psicosexual en el que objeto sexual u objeto de amor es el yo. En su
fase natural de desarrollo (narcisismo primario) se estructura el yo el cual
debe alcanzar un grado suficiente de individualización, integración y
fortaleza. Según Freud, perdura a lo largo de la vida.
En cambio, le narcisismo secundario
es una estructuración defensiva mediante la cual un yo débil y pobremente
diferenciado intenta sobrevivir agobiado por un objeto primario defectuoso. El
bienestar narcisístico es buscado mediante estados placenteros artificiales
como las drogas, alcohol o sexualidad perversa.
Aunque hay diferentes explicaciones
sobre el origen del narcisismo secundario, el autor considera que es el
resultado de un tránsito defectuoso por el narcisismo primario, que al dejar
mal construido el yo le imposibilita entrar a la situación triangular.
La ira narcisista, producto de una
relación tormentosa de un yo sometido a un objeto abrumador, la arrogancia, el
desprecio, sacuden al analista y a veces lo sacan de su posición de neutralidad
(de su contención). También pueden tomar la forma de una defensa externa, el
replegamiento, el retiro, la indiferencia, cuyas manifestaciones pueden semejar
a las del saludable bienestar del narcisismo primario.
Si es producto del narcisismo
primario, debe ser acompañado pues puede permitir al paciente una nueva
relación de objeto constituyendo así un nuevo mundo interno, pero si el origen
es el narcisismo secundario y por eso de un repliegue defensivo, debemos
rescatar al paciente.
La capacidad de contener -
comprender aumenta con la experiencia, con las lecturas y confrontaciones con
el trabajo de otros colegas. El contenerse depende en parte de qué y cómo se
comprende, lo cual a su vez depende del su acervo teórico. Esto se reflejará en
su actitud ante el paciente –el setting interno- la atmósfera de las sesiones y
será captado beneficiosamente por éste. Después vendrá la comunicación, tanto
verbal como no verbal, esta última no sólo percibida por el analista, sino
también por el paciente. El permanecer en silencio o expresar alguna palabra
dependerá de la receptividad del analista y su capacidad de mantenerse en la
escucha atenta mediante y capacidad de contención y comprensión.