Psicología, UNMSM
Facultad de Psicología
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

EL CONTRATO

 

Históricamente, el psicoanálisis describía, antes que nada, una manera de acceso al inconsciente. Como método de tratamiento, cae en el género de la psicoterapia, que es un tratamiento formal que se distingue por el empleo de lo psicológico en lugar de agentes químicos o físicos.

El psicoanálisis, y en general las psicoterapias, es un contrato largo y prolongado, un pacto entre dos partes contratantes. Cualquier tipo de intercambio entre personas se puede considerar un contrato, un compromiso entre dos individuos entre los cuales hay una transacción que satisface necesidades para ambos.

Cuando el equilibrio no se logra, el contrato tiende a romperse prematuramente, pero en algunos casos, la insatisfacción puede constituir la base de la continuidad del contrato y esto ocurre en la psicoterapia.

 

EL CONTRATO PSICOTERAPEUTICO

El tratamiento específico es una forma de contrato que es diferente a los demás en los siguientes puntos:

1. Mientras que en una transacción comercial, la relación entre las partes es mas bien incidental a la finalidad, en la psicoterapia la relación es casi en sí misma la finalidad. Es el elemento más tangible de la transacción.

2. En psicoterapia, el tiempo de la transacción no está delimitado, ya que la finalidad de la mejoría del paciente es una perspectiva que no tiene límites precisos. Es parecido al aprendizaje, que no acaba al obtenerse un título, sino que no se consuma jamás.

3, La transacción entre el psicoterapeuta y su paciente no necesariamente está restringida a ellos, sino que puede comprender a otras personas relacionadas con el último.

En la psicoterapia se integran el tratamiento de suma, en el sentido de darla al paciente esperanza, de resta en el sentido de eliminarle un temor, o de manipulación, en el caso de orientar o redirigir al paciente con relación a su meta.

No hay instrumentos, no se administran medicinas. Hay entre el especialista y el paciente un intercambio de gestos, sonrisas, sonidos no verbales y cosas semejantes.

 

LA DINÁMICA PSICOTERAPÉUTICA

El principio de los diferentes tipos de psicoterapia es que una persona enferma acude ante una persona entrenada como psicoterapeuta, movida por una aflicción que es referida al área psicológica, es decir con su pensar o su sentir.

No se puede afirmar que se logrará descubrir las causas de un síntoma, ya que no es una cosa aislada.

Casi toda psicoterapia es un proceso continuo. Su objetivo es corregir conductas inapropiadas y requiere la participación activa del paciente. Se busca cambiar en él las ideas, reacciones emotivas o conductas a fin de le disminuya el sufrimiento. Hay que precisar que si bien el especialista está encargado de la conducción del tratamiento, es el paciente quien está verdaderamente encargado del tratamiento y de toda su vida, ya que sólo su decisión activa originará el cambio.

La terapia es continua, aunque cada sesión es un contrato parcialmente terminado, en el que el paciente paga su dinero y se realiza la terapia. El especialista no vende su tiempo, sino sus servicios profesionales por un determinado período de tiempo.

A diferencia de otros tipos de transacciones, en el psicoanálisis es necesario comprender los aspectos intangibles o inconscientes.

 

EL CONTRATO PSICOANALÍTICO

Una de las diferencias y dificultades del contrato psicoanalítico es la indefinición del plazo de tratamiento. El pago lo hace el paciente en porciones (por sesión) con la esperanza de que el concesionario (el especialista) cumpla al fin su obligación.

Es obligación del terapeuta aplicar las “reglas del juego”, elaboradas por Freud en 1913 y con pocos cambios desde entonces. Estas, entre otras, son evitar las discusiones prolongadas sobre el pronóstico, lo definido con relación a los arreglos de tiempo y dinero, la clara opción del paciente de poder retirarse del análisis cuando lo desee, el uso del diván y el encargo de problemas médicos complicados a otro especialista.

La regla más importante es “el terapeuta debe ser muy cuidadoso en cuando a lo que promete entregar”, la honestidad intelectual. Dentro de esta idea, el analista no puede prometer la curación o el alivio, sino que intentará ayudar al paciente con un método que ha ayudado a otros. Se debe aclarar esto al paciente.

 

EL DINERO

El análisis debe significar un sacrificio real para el paciente y para nadie más, es por eso que no funcionará bien si paga menos de lo que razonablemente puede pagar. Un tratamiento gratuito tiende a ser un tratamiento prolongado y además puede ser un tratamiento sin éxito.

Sobre el tema de los honorarios, el doctor Nils Haak, señala:

El paciente considera que el especialista muestra autoestimación y autoaprecio al recibir un buen pago por su labor.

Una inflexible exigencia económica permite vencer las defensas contra las tendencias pasivomasoquistas. El paciente siente confianza en un especialista fuerte que no permite que se le dirija o asuste.

Con un sistema estricto de pago, el paciente no está tentado a poner a prueba la paciencia del analista.

El análisis debe implicar un sacrificio.

Una cuota lo bastante alta le hace difícil a un paciente caer en una actitud pasiva, dependiente, infantil o desprotegida.

Una cuota suficientemente alta contrarresta en el paciente los sentimientos de culpa por sus agresiones y exigencias para con el analista.

Si el especialista acepta honorarios bajos o pérdida de ingresos, debe preguntarse si existe una actitud de contratransferencia.

 

LOS PARIENTES

Se deben evitar contactos no analíticos con el paciente para proteger la especial relación paciente-terapeuta. En el caso de los familiares, las entrevistas con ellos pueden complicar la relación con el paciente pero no sostener encuentros con los parientes puede empeorar la relación. El autor recomienda sostener encuentros con los familiares cuando lo pida el paciente, quien será informado de lo que se dirá y lo que se mantendrá en reserva.

 

FRECUENCIA DE LAS SESIONES DE TRATAMIENTO

Phyllis Greenacre indica que la frecuencia de las sesiones debe mantener un sentido de continuidad, por lo que inicialmente es preferible establecer un programa de cinco sesiones a la semana y luego reducir el número cuando la relación entre paciente y analista se ha consolidado.

Sin embargo, lo último presenta factores desfavorables, como la prolongación del tratamiento y el riesgo de que haya un análisis inadecuado de la transferencia negativa.

 

OTROS DETALLES

Si por alguna causa, el analista debe suspender las sesiones, debe dar las explicaciones al paciente al final de la sesión. Ningún paciente debe ser abandonado un mes a las pocas semanas de haber comenzado en análisis. Si es inevitable, el especialista debe reconocer que está violando los términos del contrato y hacer el mejor compromiso posible para repararlo. Puede transferir al paciente a otro especialista o llevarse con él.

El paciente puede creer que con el tratamiento inmediatamente y progresivamente se pondrá mejor, por lo que se le debe advertir que no es necesariamente cierto y que el análisis es un proceso perturbador y después restaurador.