Psicología, UNMSM
Facultad de Psicología
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

LAS FANTASÍAS INCONSCIENTES DE IDENTIFICACIÓN Y LA PREHISTORIA FAMILIAR

Alain de Mojolla

 

El concepto de identificación es uno de los que resulta difícil definir con precisión ya que se recurre casi simultáneamente a principios contradictorios relacionados al concepto de identificación.

En su trabajo con pacientes, el autor indica que tenía la impresión de que en lugar de ellos hablaban otros a quienes habían cedido la palabra, y eso se evidenciaba con cambios en su postura, variación de voz o cambios en las asociaciones de ideas. Así, alguien que vuelve del pasado ocupa un sector del yo o del superyó del entrevistado. La pregunta que surge ¿quién habla en ese instante y a quien se dirige?.

La segunda parte de la pregunta tiene sentido ya que en esos momentos el profesional puede representar para el paciente algún personaje importante de su pasado, como su madre, padre o algún pariente. También puede ocurrir que el psicoterapeuta desempeñe un papel opuesto al miembro cuyo papel se atribuye el paciente.

            Cuando ocurre una perturbación en la identidad (la conciencia de sí mismo) es posible vislumbrar en qué medida el yo se construye a partir de los demás y cuánto contiene de la historia y las vicisitudes de las investiduras objetales primitivas del ello, tal como Freud señalo en 1923.

            Es posible definir las fantasías de identificación como argumento fantásticos inconscientes a través de los cuales un sujeto deja que un personaje clave de su historia familiar, en especial el padre, la madre o el abuelo, se aloje en una parte de su yo o de su superyó. Semejante sustituto escenifica entonces algún fragmento de variable importancia en la vida del sujeto en lugar del sujeto mismo. Estas fantasías de identificación existen en cada ser humano, se encuentran en el inconsciente o preconsciente, y se manifiestan bajo condiciones dinámicas y económicas que varía de acuerdo con el caso.

            El autor explica el uso del término fantasía ya que no es una fusión total en el sujeto sino una resurrección de tipo parcial.

            Las fantasías inconscientes de identificación son el resultado de la represión ejercida en el temprano período de vida, cuando la curiosidad del niño lo lleva a reconstruir la prehistoria familiar, lo que se hace a partir de acontecimientos reales y de percepciones visuales o auditivas, pero que suele interpretar erróneamente. La familia es el territorio natural para el desarrollo y transmisión de las fantasías de identificación, con sus historias ocultas, vergüenzas, amores u odios.

Las fantasías pueden aparecer en algún período de estrés psíquico o en casos de duelo que quedaron sin elaborar. En algunos casos, quienes aparecen representados en estas fantasías puede ofrecer ayuda, pero en otros impiden que la persona desarrolle su autonomía y ejercen control sobre el pensamiento, la palabra, los actos y el cuerpo mismo del sujeto.

            Aunque las personas que inician un tratamiento psicoanalítico tienen la idea de que posee un complejo de edípico y comprenden la necesidad de revivir sus relaciones más tempranas, hay una parte del pasado que se resiste a todo tipo de construcción. Es una zona de la que se enseñado que no se debe acercar a ella. Está relacionado con los progenitores y el mandamiento inculcado “a los padres no hay que juzgarlos”. Así, el entrevistado sólo evoca una imagen superficial de la personalidad de ellos, y es que resulta doloroso admitir que a los padres también los guiaban poderosas pulsiones y que también tuvieron que enfrentarse a los conflictos insuperables.

            No se pude hablar de identificación en términos psicoanalíticos sin tomar en cuenta la posibilidad de que el psicoanalista efectúe una interpretación de manera concomitante con lo que ello supone en cuanto a volver a vivir sus propias identificaciones y someterlas a autoanálisis. Por eso, la búsqueda de las causas y los orígenes de las fantasías de identificación sólo es posible cuando el paciente y también el profesional son capaces de aceptar y soportar el rigor que lleva al descubrimiento de la verdad.